martes, 11 de enero de 2011

Haiti: Erase un 12 de enero de 2010...

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.

FRANÇOIS MAURIAC



12 de enero de 2010 – 12 de enero de 2011


Son las 4h 53 PM de aquel tarde del martes 12 de enero de 2010, apenas que los alumnos dejaban sus escuelas para volver a casa, los negocios aun no habían cerrado sus puertas, cuando un violento sismo de magnitud 7.3 en la escala de Richter sacudió a la República de Haití. “Goudougoudou” (como lo apodaron los haitianos) cobró miles de vida humana, ocasionó millones de damnificados y se llevó el 120% del PIB nacional.

Hoy, 12 de enero de 2011, a un año exactamente de este cataclismo natural, lamentablemente nada ha sido concretado en pro a la reconstrucción del país. Solo un 5% de los descombros han sido despejados mientras que los dos mil millones de dólares (2,000000000.00 $ USD) prometidos para el año 2010 por donantes de todas partes del mundo en signo de solidaridad aun se hacen esperar ya que solo un 42% de este monto ha sido otorgado [a las ONG mayoritariamente].

En este día tan especial de duelo en nuestro querido país, nosotros los Estudiantes Haitianos de la Universidad Deportiva del Sur, nos entristecemos y aun sentimos lo que sienten nuestros hermanos y hermanas sobrevivientes; y compartimos el temor legítimo de ellos ante las secuelas de este mostro natural de “goudougoudou”.

Es por ello, que asumiendo nuestro compromiso histórico ante la humanidad, queremos honrar la memoria de los desaparecidos y aprovechar de esta oportunidad para alentar y animar a nuestras hermanas y hermanos haitianos sobrevivientes que aun están sufriendo y llorando sus muertes y pérdidas en esta precaria situación social económica y política.

En esta coyuntura difícil, queremos ser enfáticos en la importancia de la unión y fraternidad entre el pueblo haitiano como principales valores que nos pueden ayudar a salir de este paso porque creemos que un pueblo unido jamás puede ser vencido ni por las fuerzas naturales ya que la sinergia producida por la unión siempre permitirá superar obstáculos de cualquier índole.

Finalmente, queremos expresar nuestra más profunda gratitud a todos los pueblos del mundo entero que han acudido a nuestro llamado, especialmente a los hermanos cubanos y venezolanos por su profundo sentido de humanismo, cooperación y solidaridad.


¡A nuestros seres queridos fallecidos, que en paz descansen sus restos!

¡A nuestros hermanos y hermanas sobrevivientes, que siga la lucha por la vida digna, por la esperanza y la soberanía!


¡Que Dios bendiga a Haití!

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